Stay free

Hace unos años atrás era capaz de seguir mi instinto para decidir hasta que punto arriesgarme y aunque a veces tomaba el ticket correcto, la mayoría de las veces terminaba por llegar a otras etapas, saltándome las más importantes. Equivocándome más de la cuenta. Creo que eso quedaba bien en mí, porque aunque soy una persona que analiza sus opciones,  siempre termino confiando más en el azar.

Ahora claro todo es diferente. Me he dado cuenta de que hoy, bajo el volumen del instinto, me detengo a mirar desde arriba mis opciones y aunque suene contradictorio, esto me permite placenteramente poder caminar libre. El azar no es un buen método o tal vez confié tanto en él, que termino por decepcionarme.

Sí claro, mi instinto sigue ahí, gritándome hazlo, sigue, tiene que ser lo correcto si lo quieres. Pero no necesariamente debe ser así. Pues como tanto dicen, la vida ocurre justo en ese momento en el que debía ser, por lo tanto hoy practico más la detención y no el apuro, miro más a mi alrededor lo que me permite ver realmente el por qué de donde permanezco. Como una sabia mujer me dijo una vez -Todo esto que vives ahora es sólo una especie de apoyo físico para que logres llegar a donde debes y debes vivirlo- y claro probablemente de apurarme llegaré antes, pero me perderé de todo el paisaje previo, las personas que me esperaban y progresos desconocidos.

«Mejor ir lento y disfrutar cada segundo del paisaje, que apurarse y vivir cerrando los ojos».

Este año practico mantenerme libre de decidir qué camino tomar, quién me acompañará o no, y observar con placer como el paisaje se vuelve cada vez más bello mientras más lejos logro caminar.

«Cada momento que vive, es un paso más cerca. No quiero huir de esos pasos, quiero conocerlos y que me acompañen».

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Look up

Generalmente cuando salgo, tengo claro más o menos el camino que seguiré. Trazo una ruta mental, declaro qué transporte usaré y viajo.  Pero hay ocasiones en las que por alguna razón debo cambiar de calles. Hace poco justamente por una situación así, me tocó caminar casi llegando a Providencia. Normalmente aprovecho esos caminantes para tomar un par de fotos. Fue ahí cuando me di cuenta lo poco que observo en otras direcciones, levanté la mirada hacia el cielo, entonces noté la simetría y relación entre ángulos de los edificios al hacer una toma hacia arriba -Aclaro que esto es parte de mis pasatiempos nada más, no tengo ninguna experiencia al respecto, aunque espero seguir aprendiendo del tema-.

¿Cuántas veces observamos con detención lo que nos rodea? Desde ese momento comencé a cambiar mi forma de ver los objetos y notar detalles que a simple vista desaparecen. También a elegir nuevos recorridos al salir, por la razón que sea. De esta forma es fácil ir descubriendo nuevos espacios.  Es buen ejercicio visual dejar de mirar el piso o en linea recta frente a nuestros ojos. Siempre hay otros caminos a elegir.

Mirar hacia arriba me enseño que hay perfección en las calles, los edificios, las escaleras, los espacios entre rendijas, en los pocos árboles urbanos y  hay belleza incluso, en las luces de interiores. Tremendo trabajo arquitectónico y lleno de detalles se pueden apreciar por la ciudad si logras observar un poco más allá.

 “La cámara fotográfica es un instrumento que enseña a la gente cómo ver sin una cámara fotográfica”.

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Just walk

Mi placer de toda la vida es llenar de canciones mis oídos, tomar un par de notas y salir a fotografiar, (No siendo experta ni nada) cuando tengo tiempo libre camino la vida.

Hace años me di cuenta que una de las mejores formas de disfrutar el camino urbano, es observar. Sobre graffitis, la ciudad está plagada de muros que conversan, gritan, invitan a detenerse y admirarlos. Llenos de colores, formas, dimensiones, cada uno en su propio estilo, algunos tan interminables que no puedes dejar de verlos, otros en formatos pequeños que parecen  desaparecer corriendo, unos transgresores, y algún otro por ahí rebelde. Cada uno termina contándote relatos del diseño, incluso del artista, la vida simple y el fondo que te transmite “la piel de gallina”.

“Uno de los pasatiempos más placenteros y al alcance del bolsillo, sólo caminar”.

Siempre tuve una curiosidad infinita por saber ¿quién es lo hizo? ¿cuál es su historia?  Cuál es el proceso que siguen y los tiempos de acecho para tomar estos espacios y convertirlos en vida. Entonces decidí comenzar a investigar un poco más sobre quienes protagonizan estas paredes que hablan y  cómo logran invadir el camino con arte para los zombies que transitan a diario y alguno que otro como yo que se vuelve adicto a los colores.

“Si no disfrutas de estos pequeños placeres, ¿qué esperas? observar murales es lo más simple y aún tenemos la gracia de disfrutarlos gratis, en todos los barrios de la ciudad”.

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